domingo, 7 de octubre de 2012

Lección inesperada 06: Ableton Live




Ableton viene a ser al sonido lo que Photoshop a la imagen. Como mínimo.

Además de permitirnos comer comida precocinada (insertar sonidos, loops o efectos ya preparados) o hacerla uno mismo (cocinarla con pianos, trompetas, sintetizadores...) también tenemos la opción, más costosa y menos fiable al inicio, de plantar nuestra propia comida o incluso más allá: diseñar nuestros propios alimentos.

La "arquitectonicidad" de la creación musical a través de un software prodigioso.

Las posibilidades son casi infinitas. Por lo que me voy a centrar tan sólo en un ejemplo que parte de un concepto relativamente concreto: hacer sonar una cuerda.

A esto ellos le llaman Tension, que definen algo así como un "sintetizador de modelado físico de cuerda". Es un instrumento virtual que de partida sólo presupone una cuerda teórica.
A continuación tenemos que decidir si la queremos excitar con "pelo estirado", con una púa, con un "macillo blando golpeando la cuerda desde abajo" o con un "macillo soltado desde arriba sobre la cuerda". Es decir que nos estamos encaminando más hacia un violín, una guitarra, un piano...
Y en función del excitador que elijamos tenemos una tanda u otra de decisiones a tomar. En el caso del "pelo estirado", por ejemplo, se pueden definir la fuerza, el grado de fricción, la velocidad o la posición en la cual hacemos sonar la cuerda (porcentaje de 0 a 100 entre el inicio y el final de la misma). Si activamos el menú "Damper" podemos perfilar qué tipo de apagador está siendo utilizado: su masa, su ridigez (baja para simular un apagador tipo fieltro o alta para simular uno tipo metal)... Si activamos el menú "Body" estamos indicando qué tipo de caja de resonancia queremos usar: una genérica, la de un piano, la de una guitarra o la de una violín. Y su tamaño (XS, S, M, L, XL). Con lo que escogiendo un violín tamaño XL se entiende que estamos simulando algo parecido a un contrabajo... y todas las opciones descritas hasta ahora apenas representan un 20% de las posibilidades que ofrece Tension, que representa mucho menos del 1% de las opciones de este software genial.

En resumen podemos ejercer de luthiers electrónicos hasta conseguir un sonido al que luego aplicar efectos físicos de la vida real (la reverberación de una pequeña sala de ensayo forrada de espuma o la de una gran sala de conciertos recubierta de madera) o modificar siguiendo modelos exclusivamente teóricos que nosotros mismos podemos describir.

Podemos usar todo este potencial para generar música pretendidamente docta, para todo lo contrario o para cualquiera de los posicionamientos intermedios.

Que el software y su potencial nos definen enormemente, a nosotros y a nuestras creaciones.

Que trabajar con buen software y dominarlo supone un placer tremendo.

Que la potencia sin control no sirve de nada.

Que el proceso que construye la magia que genera el embrujo se compone, finalmente, de subprocesos desmontables. Sean estos descifrables o no para los humanos. Y emociona comprobar cómo un programa informático está suficientemente bien hecho como para cifrar información potencialmente emocionante.

Que crear es codificar para regocijo de los sentidos.

Si tenéis curiosidad por escuchar la aproximación de la que surge este post aquí la tenéis en cinco fases:
1- Cuerda frotada que simularía una especie de volín sonando contínuamente en Fa.
2- Tras aplicar un Arpeggiator a fusas.
3- Tras añadir un modificador llamado Random.
4- Tras añadir un modificador llamado Flanger.
5- Todo lo anterior insertado en en el espacio sonoro que lo habrá de soportar, cuando salga del horno.

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