miércoles, 23 de mayo de 2012

Pequeño detalle importante 01: encimera

Hay muchas pequeñas cosas que pueden fallar. El que habita los espacios ha de tener, en mi opinión, una cierta tolerancia. Pero si son demasiadas o demasiado importantes pueden llegar a destrozar la experiencia espacial.

Son cosas que aisladas, a corto plazo, podrían parecer un problema menor. Que a medio plazo generan una especie de hastío muchas veces subliminal. Y que a largo plazo pueden acabar definiendo la "mala arquitectura".

En esta nueva sección voy a intentar ir registrando las que considero que no son sólo manías personales mías (que tengo bastantes). Comienzan entonces los "Pequeños detalles importantes".




No puede ser que la encimera no sobresalga unos centímetros respecto a los muebles inferiores de la cocina, para recoger los restos con comodidad. O eso o una solución mejor. Pero este proceso ha de ser lo más fácil posible. No hay espacio para la fantasía si equivale a inmundicia.


viernes, 11 de mayo de 2012

Videoecotopología 01: "Mis cosas sin mí"

De la presencia intimidante que tienen las cosas, potenciada especialmente cuando el que las posee no está presente. Más todavía si se ha marchado y no va a volver. Sublimada si la partida fue repentina y la orfandad sobrevino sin avisar. Del momento en que alguien, un ser querido probablemente, ha de enfrentarse a todas ellas. De cómo tratarlas entonces.

Porque las cosas contienen significados que sólo se liberan en situaciones concretas. Y la muerte, incontestablemente, es una de ellas. Probablemente la más intensa.













Título descendiente de película bonita. Texto reciclado, escrito hace tiempo. Música maravillosa (aunque prometo estar un año sin referenciarlos, ya está bien de mito).

Nueva sección, por tanto, inaugurada: la "videoecotopología".






miércoles, 9 de mayo de 2012

Lección inesperada 03: Adobe Premiere


Es tan importante para un video su manera de empezar y acabar... condiciona tanto lo percepción de lo que sucede entre medio... que no podría ser menos importante la forma de llegar y la forma de marcharse de un edificio. No me refiero a la entrada y la salida, sino a lo que va antes y después, respectivamente, de esos dos umbrales.
No la puerta ni el portal de casa, sino el jardín que se recorre o no antes de llegar a ellos. No el "clac" de la puerta al salir ni las vistas mientras esperamos el ascensor, sino la zona imprecisa de la calle en que al marcharnos todavía no podríamos afirmar haber abandonado los dominios del influjo de nuestra casa. Aunque llueva y nos mojemos.

Se me ha hecho muy evidente el tremendo efecto de este factor mientras editaba un video para (por cierto) la nueva sección que estreno en el blog este fin de semana: la videoecotopología.

Nos vemos el sábado pues.

martes, 1 de mayo de 2012

De lo mayúsculo y lo necesario


arquitectura necesaria para secar pescado, en Isafjordur


La arquitectura necesaria y la arquitectura en mayúsculas no sean quizá del todo incompatibles. Pero es importante precisar que una cosa y la otra tienen poco que ver.
La fusión de ambas se puede estudiar, aunque ni exista ni proceda buscarla con el fin de encontrarla. Pero ha de ser estudiada porque del fracaso inherente nacen conclusiones (y espacialidades) valiosísimas.

La primera diferencia es que la arquitectura necesaria, como indica su nombre, es imprescindible. A diferencia de la arquitectura en mayúsculas que en términos de supervivencia fisiológica es perfectamente innecesaria.

Otra diferencia es que la arquitectura en mayúsculas no puede permitirse el lujo de que una cuestión de necesidad o derechos humanos decida por ella los materiales, las formas o la distribución de los espacios. Porque su lugar es un incómodo océano abismal de inmensidad, abundancia y libertad. Como el que precedió al levantamiento de las pirámides de Egipto.

Pero resulta que muchos arquitectos contemporáneos están demasiado ocupados (con "lo necesario" en los mejores casos, con lo superficial y gratuito muchas más veces) como para dedicarse a entender lo mayúsculo.

Esto sólo es la teoría. En la práctica lo primero es tener pan para comer, y después cada uno hace lo que puede. Y por tanto las cosas son distintas y más complejas. Pero es que la práctica ya es, en sí misma, una necesidad. Y en condiciones de necesidad, casi siempre, lo mayúsculo está vetado.

Los nuestros parecen, efectivamente, tiempos de veda.
No tengo nada que objetar.
Pero tampoco pretenderé, porque me hayan tocado estos tiempos, hacer creer a nadie que "lo necesario" y "lo mayúsculo" pueden ser lo mismo. Aunque esté cada vez más de moda.

Con ello nuestra generación, cuando lo confunde, estaría evidenciando el no haber entendido nada de lo que dicen los maestros. Que, aunque cambie en materialidad y espacialidad, siempre es lo mismo. Porque ya tocaron el cielo. E intentar rebatirlo desde el suelo y el barro, aunque podría llegar a parecer un nuevo paradigma: lo social, lo participativo, lo democrático, lo necesario... se trataría simplemente de una pataleta.

Y los maestros, que son sabios y pacientes, desde su olimpo miran, callan y esperan a que pase el hambre.