sábado, 3 de marzo de 2012

De las combinaciones que absorben lo imperfecto


bar equilibradamente imperfecto en San José, Ibiza

Cada cosa a su aire. Alicatado detrás de la barra del bar, que no va de punta a punta de la pared, y que además se acaba a los tres metros de altura cuando todavía falta casi un metro para llegar al techo. Una señal de "Prohibido fumar" naranja fosforescente. Un cartel de helados (con toda su fantasía). Al lado el sensor de movimiento de la alarma. Debajo un cuadro de contenido probablemente aleatorio que toca marco con marco con una puerta que a su vez está pegada a la pared. En la barra servilleteros con propaganda, la botella de agua de Miquel, aceiteras y vinagreras... Los azulejos de la barra cortados según una diagonal que no obedece a ninguna relación con su módulo. La barra, por cierto, de una altura diferente al mostrador. El suelo manchado y desgastado. Y una papelera (con el logo de la casa de helados) en primer plano, y además de lado.

Podría parecer la descripción de un ambiente desagradable. Y sin embargo nada más lejos de la realidad. Será que el techo, el verde de la pared, la madera del mostrador, la camarera... daba gusto verlos. Pero no es sólo una cuestión de contrapeso. Hay algo más en el conjunto, algo imposible de parametrizar, que acaricia el todo con su mano, lo suaviza y lo comulga.

¿Se pueden alcanzar cotas elevadas en arquitectura proyectando con este tipo de equilibrio informal, malabarismo conceptual, despreocupándose de la vida propia que toman las cosas?

Hay combinaciones mágicas de desorden que consiguen que todo lo que llamaríamos "imperfecto" importe menos. O no importe en absoluto. Lo absorben y modifican el carácter del conjunto. Lo mejoran sin exigir nada a cambio. Convierten en positivo todo lo que a priori "no debería ser", pero que se da inevitablemente en el día a día.

Hay personas que saben hacer lo mismo.

Resulta fácil convivir con ellas. Quizá, incluso, demasiado.

¿Acaso hay que renunciar a la perfección?


2 comentarios:

  1. No, desde luego. Si es tan fácil, no es preciso renunciar. ;-)

    Me resulta emocionante leerte. Alguien podria etiquetarte como un déjà vu, un hipster, un indie. Pero allá en tu isla pienso que, rodeado ante todo de tí mismo, lo que dices sale de tí. Qué emoción que tu lenguaje así de bonito lo moldee. Un abrazo. Sergio

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    1. de momento el único que me ha llamado "hipster" o "indie" a la cara (y en repetidas ocasiones además!) has sido tú. aunque es cierto que lo has hecho siempre con cautela : )

      sin obviamente aceptar ninguna etiqueta de las que propones, no me molestan. creo que entiendo porqué las usas. aunque si tuviéramos la oportunidad de conocer a varios de aquellos que acuñaron (o por los que se acuñaron) esos términos, no tengo ninguna duda de que nos sorprenderían para bien, con un discurso mucho más complejo que el de su etiqueta. pero como evidentemente detecto las coincidencias, que alguien me referencie a esos estereotipos me ayuda a mantenerme atento de su parte negativa.

      gracias por la parte positiva que también supondrían.

      un abrazo grande amigo!

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