martes, 26 de junio de 2012

De la entrega con el cielo


detalle de remate de cubierta entregando con el cielo de Estocolmo

Pensaste que no era tan importante resolverlo bien hasta el final. Que bastaba con que funcionara constructivamente a la perfección. O lo mejor posible. Que nadie subiría a la cubierta en condiciones normales. O que no había edificios más altos en derredor. Y que con una grava cualquiera ya era suficiente. Que no importaba el color si nunca iba a llegar a verse. "La más barata" dijimos todos. Y con razón.

Pero los dioses lo saben: todos los factores importan. El cielo y el infierno están contenidos en todo a todas las escalas. Y cuando sintonizas la frecuencia secreta de su voz sus consejos y reproches hablan claro y demasiado alto. Ensordecen a menudo nuestras razones y necesidades.

Para transformar, en el seno de tus convicciones, estas nimiedades en factores imprescindibles primero hay que haberse elevado. Más alto que las cubiertas. Aprender a ver lo invisible para apreciar lo que parecía inapreciable. Lo esencial. Que además resulta, generalmente, un poco más caro. Aunque sólo sea por pagar el coste del procesarlo, del pensarlo, porque no es inmediato.

"¡Pero es que entonces no tocas de pies en el suelo con la realidad!" dicen algunos. Y dicen bien.

Efectivamente nos encontramos ante un dilema: el que conecta lo humano con lo que está por encima.

2 comentarios:

  1. Llegar allí...
    Donde cada entrega se mime con su relativa importancia.
    Allà donde se mima lo relativo, que bonito horizonte.
    Y pensar...
    Que con pensarlo no basta, pero que el compartirlo ya es algo. Gracias Jesús

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