domingo, 26 de mayo de 2013

De por qué la belleza


Un argumento podría ser que,
en última instancia,
todo se trata de una cuestión estética.

Como somos monos, como estamos tan lejos de dios, no podemos utilizar el conocimiento de la verdad como estándard para elegir de entre los modelos que somos capaces de producir. Podemos orientar nuestra brújula hacia "lo más verdadero", a lo que Wittgenstein se refiere como "lo suficientemente verdadero". Pero entonces la pregunta es: y cómo reconocerlo? Bueno... este es un prolífico campo de estudio, llamado filosofía de la ciencia, epistemología, ontología... cómo saber lo que es real...

Pero Platón, para el cual todo el resto de filosofía (occidental?) no representa sino anotaciones complementarias, dice que la clave reside en los conceptos de "bueno", "verdadero" y "bello".

Qué es lo bueno? Complicado... muy complicado de responder...
Qué es lo verdadero? Más complicado todavía, si cabe...
Qué es lo bello? Lo bello es fácil de discernir. Vas a ser condenado a sufrir las consecuencias de tu gusto. Y si no tienes gusto... que dios te ayude... porque estás auto-condenado a una pesadilla. No estarás cazando nada de la sutileza que sucede a tu alrededor. Mientras tu cabeza se rellena de cosas como Kant, sinsentido, tonterías...

Entonces, de nuevo, la metáfora del sueño. De tomar decisiones basándote en la belleza, que se descarga (de "download") en la cultura humana, en gran medida, a través de los sueños. Junto a otras ideas. Pero parece evidente que arquitectos, diseñadores... gente que está en la punta de la pirámide en cualquier proceso de diseño están muy familiarizados con sus sueños, sus ensueños, sus percepciones...

Esa es la dirección hacia la que orientar la brújula:
no hacia lo verdadero,
no hacia lo bueno,
(no porque no sean correctas, sino porque son demasiado resbaladizas)

pero hacia la belleza.

Y con ello, a mi entender,
la esperanza (confianza?) surge
como una consecuencia natural.

El que dice todo lo que se puede leer sobre estas líneas no soy yo. Esta es mi transcripción de una de las personas más bonitas que no he tenido el placer de haber conocido personalmente, pero cuyo output es aprehensible a través de la red, sobre todo en forma de audio. Y a veces, como en esta charla que dio en 1998 en San Francisco, disponemos del vídeo.

Una joya.

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